


Hace 88 años, el 17 de agosto de 1937, nació en El Viejo, Chinandega, Germán Pomares Ordóñez, conocido en la historia revolucionaria como El Danto; hijo de Celia Marcela Pomares y Ángel Ordóñez Picado, creció en un hogar marcado por la firmeza de principios y la lucha por la justicia social. Desde joven, se impregnó del ejemplo de su madre, quien mantuvo inquebrantable su compromiso con la libertad, forjando en él un carácter decidido y una conciencia clara sobre la opresión que vivía Nicaragua bajo la dictadura somocista.
Su formación política se consolidó a finales de los años 50, cuando se unió a la lucha contra el somocismo, para luego integrarse plenamente a la Juventud Patriótica Nicaragüense. En 1961 viajó a Cuba, donde recibió formación militar y tomó conciencia profunda del antiimperialismo. Allí coincidió con figuras históricas como Carlos Fonseca y Silvio Mayorga, con quienes fundaría los cimientos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). El Comandante German Pomares Ordoñes se convirtió en un estratega nato, con capacidad de organización y visión táctica, cualidades que lo acompañarían en el proceso revolucionario.
Su vida fue una cadena de misiones arriesgadas, desde la creación de campamentos guerrilleros en Jinotega y la participación en la guerrilla del Río Coco, hasta acciones de alto impacto como la Operación “Diciembre Victorioso” de 1974, que permitió la liberación de presos políticos. Entre capturas y torturas, El Danto siempre volvió al frente, demostrando una resistencia física y moral que inspiraba a sus compañeros. Su humildad y capacidad de convivir sin jerarquías innecesarias le ganaron el respeto y el cariño de combatientes de todas las filas.
En 1977 fue pieza clave en la conformación del Frente Norte “Carlos Fonseca”, donde dirigió ofensivas decisivas contra la Guardia Nacional; a inicios de 1979, ya como jefe del Frente Norte Carlos Fonseca Amador, lideró combates que desconcertaron al enemigo, incluyendo ataques exitosos en Jalapa, El Jícaro y Wiwilí. Su estilo de mando combinaba disciplina con mística revolucionaria, motivaba a sus combatientes, les explicaba el sentido de cada acción y se preocupaba por su conciencia de clase, convencido de que la victoria no era solo militar, sino también ideológica.
El 19 de mayo de 1979, comandó la toma de Jinotega, una acción estratégica para dispersar las fuerzas de la Guardia Nacional. Durante la retirada, fue gravemente herido en el abdomen; aun consciente de su estado, mantuvo el temple hasta el final. En la madrugada del 24 de mayo, a los 42 años, pasó a la inmortalidad en el cerro “La Cruz”, Jinotega, semanas antes del triunfo de la Revolución Popular Sandinista que tanto había soñado.
El legado de Germán Pomares se mantiene vivo en las nuevas generaciones, fue maestro de la mística revolucionaria, defensor de la unidad y ejemplo de coherencia entre palabra y acción. La Asamblea Nacional lo declaró Héroe Nacional en 1981 y, en 1985, el Estado creó la Orden “Comandante Germán Pomares Ordóñez” para honrar a quienes prestan servicios excepcionales a la patria.



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