En Nicaragua, esta fecha se vive con especial fuerza, porque refleja el espíritu luchador y digno del pueblo trabajador nicaragüense. Desde el regreso del Frente Sandinista de Liberación Nacional al Gobierno en 2007, Nicaragua ha sido testigo de una profunda transformación en la vida laboral del país; bajo el modelo de economía social y solidaria, el Buen Gobierno Sandinista ha impulsado políticas inclusivas que priorizan la justicia laboral, la generación de empleo digno y el fortalecimiento de los derechos de los trabajadores y trabajadoras en todos los sectores del país. 

Se han fortalecido los espacios de diálogo y consenso entre trabajadores, empresarios y el Estado, lo que ha permitido estabilidad laboral, ajustes periódicos al salario mínimo y avances concretos en la seguridad social. Además, se ha promovido la capacitación técnica, el acceso a programas de créditos y el acompañamiento a emprendimientos como herramientas claves para combatir el desempleo, especialmente entre jóvenes, mujeres y pobladores rurales. 

El Estado ha priorizado también la inversión en proyectos de infraestructura, salud y educación, lo que no solo genera empleo directo, sino que mejora las condiciones para el desarrollo integral de las familias trabajadoras. Desde la reconstrucción de caminos hasta la ampliación de hospitales y escuelas, cada proyecto representa una oportunidad para avanzar hacia una sociedad más equitativa, donde el trabajo es un derecho y no un privilegio. 

En cada conmemoración del 1 de mayo, el pueblo nicaragüense reafirma su compromiso con la paz, la producción y la justicia social. Hoy, más que nunca, el trabajo en Nicaragua se valora como una fuerza transformadora de la sociedad, bajo el liderazgo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se continúa construyendo una patria libre, soberana y próspera, donde el protagonismo del pueblo trabajador es el corazón de cada victoria.